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Walter Deshayes: profesión con amor

 

El orden, el buen humor y el amor por las cosas bien hechas son, para Walter Deshayes, tres ingredientes esenciales e infaltables de cualquier cocina.  Cuando era niño, Deshayes amaba leer. Leía uno o dos libros por día, iba a la biblioteca de su barrio – en Francia – y pasaba horas allí. Hasta que un día, mientras exploraba los títulos, se encontró con un libro de cocina que cambiaría su futuro. 

Es tiempo de estudiar

Las fotos de los platos que aparecían en sus páginas dejaron encantado a aquel pequeño francés. Comenzó a investigar en qué lugares podría estudiar y, a sus 15 años, ya era un alumno más en la Escuela de Cocina de París. “Era una escuela muy buena, todos los profesores eran profesionales que habían tenido restaurantes propios o habían sido chefs en hoteles grandes y de lujo. Era como un mini ejército y aprendí muchísimo”, contó.

En esos cuatro años de carrera, Deshayes hizo pasantías en diferentes restaurantes de la ciudad. “Era una época difícil porque no existían las ocho horas ni el día descanso; sabías a qué hora entrabas pero nunca a qué hora ibas a salir. Eran buenas experiencias”, recuerda.

Su primer trabajo fue en un restaurante de París que se llamaba Petrus y estaba exclusivamente dedicado al pescado y a todos los productos provenientes del mar. Allí aprendió a cocinar, pero también a respetar el producto que estaba siendo preparado.

Más que una profesión

Luego de varios años de trayectoria, el chef francés se encuentra instalado en Uruguay y es quien lleva adelante el café y bistró Sucré Salé. Sin embargo, no es allí donde quisiera terminar su carrera profesional. “Me gustaría terminar cocinando teniendo un puesto chiquito de comida vietnamita o asiática, en la calle o en algún local muy chiquito con comida al paso”, contó el chef y agregó que, además de la cocina, le gustaría mucho criar reptiles y peces, ya que es un gran amante de la naturaleza.

Hoy, Deshayes no tiene una sola comida favorita. Le gustan mucho las papas fritas simples y clásicas, la comida asiática, todo lo que tenga especias “con carácter”, los vegetales y el queso. “Los quesos son parte integrante de la vida de un francés y tienen un lugar importante”, contó. 

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