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Martín Benglian: creatividad y sacrificio

Martín Benglian es la mano derecha del Chef Esteban Briozzo, trabaja en su equipo de catering y es el encargado del restaurante que funciona en el Club Náutico de Carrasco y Punta Gorda.

Primeros años y formación

Sus primeros acercamientos al mundo de la cocina fueron influenciados por su madre, de descendencia española, y por su abuela paterna, de origen armenio. Ambas eran muy buenas cocineras que realizaban comidas típicas mediterráneas y orientales. Bajo este legado, Martín comenzó a cocinar sin imaginarse que algún día esta sería su profesión.

A los 30 años trabajaba en una fábrica con horarios rotativos, lo que le impedía integrarse a algún curso de formación gastronómica. Hasta que en el 2005 fue aceptado en la escuela MA-PA, donde terminó el primer año con calificaciones que le permitieron acceder a un trabajo de temporada en el este junto a un profesor. Luego de esa experiencia decidió dejar su trabajo y dedicarse a la cocina por completo.

Esteban Briozzo aparece en su vida por primera vez en un congreso y luego lo convoca a realizar una pasantía en Mika, su restaurante, donde estaba aplicando técnicas aprendidas en El Bulli de Barcelona. Así nació una amistad que se mantiene hasta el día de hoy más allá de lo laboral. Al cierre de Mika, Briozzo inició su reconocido servicio de catering, en el que Martín fue el primer colaborador.

Sacrificio, creatividad y ganas

Hay tres cosas que no pueden faltar en su cocina: sacrificio, creatividad y ganas de crecer profesionalmente. Benglian considera que con estos ingredientes y tiempo para la experimentación se puede alcanzar una cocina creativa y actual. Además, destaca la importancia de un buen ambiente a nivel humano ya que el estado de ánimo del cocinero se ve reflejado en sus platos.

Para el futuro sus expectativas son continuar creciendo en lo personal y en el camino de la gastronomía. Siempre agradecido con las personas que lo apoyan día a día porque solo el trabajo constante hace progresar a un cocinero, y él se siente un verdadero privilegiado, por poder vivir de su gran pasión.

Fotos: Manuel Mendoza

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